martes, 7 de mayo de 2013

 TENGO UNA HISTORIA QUE CONTAR: LA TRANSICION
 
        Mi madre tiene ahora 52 años, nació en Salamanca en el día 19 de Mayo de 1960 y toda su familia emigró a Canarias cuando ella tenía 12 años, es decir en 1972, época en la que tenía un auge importante el movimiento independentista MPAIAC, cuyo dirigente fue el reciente fallecido Antonio Cubillo.
       Sus primeros dos años los vivió en el pueblo donde nació, Santa Marta del Tormes, hasta que una riada desplazó por primera vez a su familia a la capital no regresando después al pueblo, ante la falta de expectativas laborales y recursos.
Ahora que el principal problema  de nuestro tiempo es la economía ¿Cómo se comportaba ésta  en aquella época?
        Existía muchísima pobreza y paro. Yo hasta los 7 u  8 años  vi muy poco a mi padre, porque como éramos ocho hermanos tuvo que emigrar a Francia y a Alemania para  traer dinero a España ya que había un gran índice de paro. La emigración se daba tanto hacia el extranjero, como de forma interna, entre regiones.  De hecho nosotros  nos habíamos ido del Pueblo a la Capital, y después nos vinimos a Canarias, porque le ofrecieron trabajo a mi padre.
        España, en aquellos tiempos, era un país rural y poco industrializado, con un alto porcentaje de analfabetización. 
        Fui oyendo hablar de los bienes de consumo poco a poco, a principios de los 70. La tele  era un lujo que se compraba a plazos y en blanco y negro. Pocos tenían coche. El más famoso el  seat 600 , de reducidas dimensiones que algún vecino lucía con orgullo. Nosotros no teníamos coche, por supuesto, pero si pudimos tener televisión  cuando yo tenía unos seis o siete años. Nos encantaba ver en familia el concurso de "Un dos tres, responda otra vez" y el festival de Eurovisión. Esperábamos ansiosos que el reloj de la "carta de ajuste" desapareciera de la pantalla, para poder ver algún programa y dejar de oír el pitido estridente que emitía.
¿Era fácil el acceso a la cultura y enseñanza?
        Yo fui escolarizada a los cinco años, en un Colegio de monjas y tres de mis hermanas ya lo estaban antes en la misma escuela. La enseñanza religiosa era habitual, porque estábamos en un estado confesional. Que yo sepa todos mis hermanos estudiaron, aunque es cierto que solo cinco de ellos realizaron estudios universitarios.  Mi único hermano (las demás son chicas) también estudió en un colegio de curas. De las más mayores, que finalmente no siguieron estudiando,  recuerdo que hicieron los cursos de la Sección Femenina, y  abandonaron los estudios  poniéndose a trabajar en una fábrica de bolsos (excepto la de más edad, que contó excepcionalmente con la ayuda de mi  tía soltera, que la crió  y cubría  por tanto todas sus necesidades , llegando después a hacer estudios universitarios).
        La religión era una asignatura importante, y además a través de las asociaciones juveniles se fomentaban los principios del Movimiento. De hecho cuando entrábamos en clase nos hacían rezar y pararnos, donde estuviéramos , si llegábamos algo tarde, para escuchar el himno nacional al entrar a clase. Nos ponían en fila, y no recuerdo bien, pero creo que teníamos que levantar la mano y estar muy quietecitos mientras  oíamos el himno . Después, dentro de la clase rezábamos todos los días (creo que dos veces, una al entrar y otra al salir).
        Las monjas nos revisaban diariamente la ropa e higiene e imponían una disciplina estricta que yo en más de una ocasión transgredí, por lo que era habitual verme fuera de la clase castigada. En eso me secundaba una de mis hermanas, que también era algo rebelde.
        El buen comportamiento y sometimiento a las estrictas normas  era muy valorado. De hecho aún recuerdo con orgullo y algo de envidia como una de mis hermanas obtenía por su carácter dócil, aplicado y disciplinado la banda azul que se colocaba a la alumna o alumnas modelo.      
         La educación era diferente para la mujer que para el hombre ya que a este último se le adjudicaba la  tarea productiva, y a la mujer, básicamente, la reproductiva. Se le concedía menor importancia a la formación de la hija que a la del hijo y todo porque se pensaba que su destino era casarse. Por eso, parte de nuestra formación en el colegio consistía en labores del hogar.
        Pese a ello yo accedí al Instituto, con algo de retraso, dados los cambios de ciudad y la pérdida por ello de un curso, y después en el año 79 a la Universidad para hacer la carrera de Derecho.
        ¿Cómo eran las prestaciones sociales en aquella época?
        Había sanidad pública, pero con coberturas básicas. Había vacunas obligatorias que se controlaban a través del colegio . Una de las operaciones más habitual era la  de amígdalas  que era muy bien recibida por los niños, porque después comíamos helado.
        Existían ayudas por familia numerosa (los puntos que se llamaban) y premios a la natalidad . Eran  subsidios familiares.
        Los libros se pagaban, pero pasaban de un hermano a otro, como la ropa. Nosotros siempre estudiamos con beca. En los colegios, se repartía diariamente leche en polvo para alimentar a los alumnos durante el recreo.
¿Cuál era el papel de la mujer?
        En mi familia, que era de  carácter tradicional, dominaban los valores de autoridad patriarcal, si bien, como mi padre se hallaba fuera en los primeros años , la figura de mi madre era la base de nuestra vida. Pero eso no era lo normal.   Pese a no haber accedido a cultura alguna, yo fui a la escuela sabiendo leer y escribir, aunque probablemente tuvieron mucho que ver en eso mis hermanas, que eran mayores que yo. De todos modos mi madre dio siempre mucha importancia a la cultura, y nos compraba enciclopedias a plazos aunque éramos muy pobres.
        Como ya dije antes mi padre estuvo fuera muchos años, por lo que mi madre tuvo que hacer las veces de padre y madre en muchas ocasiones y tomar las decisiones importantes. De ahí que en los primeros años yo no notara el sometimiento de mi madre a mi padre, como mujer, de lo que solo me daría cuenta años más tarde, cuando efectivamente mi padre tomó las riendas de nuestras vidas, y se comportaba como cualquier padre en aquella época, es decir, imponiendo la jerarquía y el sometimiento de la mujer al hombre.  El mismo rol tomaba mi hermano, al que las demás hermanas respetábamos, y admirábamos.
           La patria potestad que ejercía el padre sobre las hijas menores de veinticinco años  suponía que se les prohibía abandonar el hogar sin permiso de sus progenitores de no ser para casarse.
        No obstante, con el acceso a la cultura estos valores empezarán a cambiar.
        Aún así había profesiones a las que no podían acceder. Por ejemplo  hasta los años 70 la mujer no podía ser juez.  La Profesión mejor valorada, de haber seguido estudios la mujer, era la de magisterio o enfermera. De esto estuve yo muy pendiente porque ya de pequeña quería ser abogada, y jugaba a ello con mis muñecas.
¿Qué tipo de juegos  se usaban?
        Jugábamos  al aire libre  en parques o  en la calle donde estaba situada nuestra casa. Como donde yo vivía de pequeña nevaba, el juego por excelencia era la nieve.  A veces no podíamos ir a clase porque la nieve llegaba a dos metros de altura.
        También hacíamos un círculo en la tierra mojada, y con un clavo lo dividíamos en secciones, hasta lograr quitarle a quien jugaba contigo el trozo que le correspondiera.
         Jugábamos  también al pati , a la goma  y a la comba.   Los niños   de mi barrio vendíamos además limonada en un "bar improvisado" hecho con una gran caja de cartón que poníamos en la calle, y nos ganábamos así unas monedas.
Hablas de que viniste a los doce años a Canarias, y que estaba en auge el movimiento independentista ¿puedes hablarme de como lo viviste?.
         A parte del desarraigo que suponía haber dejado a los amigos y a una familia muy extensa en la Península, cuando llegamos a Tenerife, tanto en el Colegio como en el entorno social nos hacían sentir discriminados, por ser peninsulares. Nos llamaban godos, y llegamos a sentir personalmente el rechazo en muchas ocasiones. Además , como vivíamos enfrente de la policía de la Laguna, fuimos testigos de varios atentados y amenazas de bomba. Una de ellas estalló en una sucursal de un Banco, muy cercano a nuestra casa.
        Al entrar en la Universidad, la discriminación ya no era solo por ser goda, sino además por ser mujer. Los compañeros de la facultad no veían aún con buenos ojos que una mujer quisiera estudiar Derecho. Solo eran unos pocos, pero aún se notaba la formación que habían recibido de sus padres.
¿Cómo se veía la Homosexualidad en aquellos tiempos ?
        Estaba prohibida la homosexualidad o bisexualidad. Era por tanto difícil que nadie "saliera del armario". Por ello no se hablaba mucho del tema.
¿Háblame sobre el divorcio? .
No había. Si te casabas era para toda la vida. Si había separación que debía de aceptarla la Iglesia por motivos muy especiales. En el año 81 se dictó una ley que permitía el divorcio, pero para que lo concedieran había que justificar causas muy especiales.
¿Cómo se ejercía  la libertad de expresión?
        No había libertad de expresión. Los medios de comunicación (radio y dos cadenas de televisión la 1 y la 2) estaban controlados . Eran habituales los discursos de Franco. Los periódicos también sufrían la manipulación política.
        Había censura y las películas de sexo se iban a ve fuera ("Más allá de los Pirineos" como se decía) . Al principio poca gente tenía TV.  Existía lo que se llamaban los rombos. Si aparecían los dos rombos blancos  en el margen  derecho de la tele  los niños sabíamos que teníamos que irnos a la cama. De todos modos nos lo recordaba  de noche la familia Telerín, con Cleo al frente que se llevaba a todos sus hermanos a dormir. 
Dices que te gustaba jugar a que ibas a ser abogada. ¿ Me puedes hablar de algunas leyes que llamaran la atención en aquella época, respecto a las que hay hoy en día? .
        Yo entré en la Universidad en el año 79  y me llamaban la atención cosas como el parricidio por honor, o que estuviera penado el adulterio. Se llegaba a los extremos de  que el marido que encontrara a su esposa con otro hombre podía matarla y se consideraba un acto de legítima defensa para su honor. Sin embargo si era ella la que lo encontraba a él solo se le desterraba. Alguna vecina tuvo algún problema con este tema, aunque no recuerdo bien como fue.
            Otra ley que nos sorprendería mucho ahora era la  exigencia de la autorización marital para el ejercicio de los derechos laborales  que se mantuvo  vigente hasta la Ley de Relaciones Laborales de 1976, de forma que hasta esa fecha era  necesaria la autorización marital en los actos jurídicos  o económicos. De ello tenía constancia antes de entrar a la Universidad, aunque no era consciente de la transcendencia de tal hecho.
¿Participaste en los movimientos estudiantiles?
         Pese a lo crítica que siempre he sido, en mi familia había un temor especial hacia la represión franquista. De hecho desde pequeña recuerdo la mirada de un retrato de un familiar de mi padre, al que mataron con el famoso "paseillo". Historias de ese tipo había en todas las familias, pero a nosotros nos impresionaba bastante. De hecho hay una carta , que guardan mis hermanas escrita a mi padre unas horas antes de morir, cuando ya sabía que lo iban a matar.
 Es por ello por lo que mi familia se encargó de advertirme de que huyera de las huelgas y manifestaciones. Aún así alguna que otra cayó.
  Recuerdo que en el año 76 hubo una revuelta muy importante entre los estudiantes, cuando mataron a Bartolomé García Lorenzo en Somosierra  ,  un joven estudiante de 21 años, militante del MPAIAC.  Seis policías, de paisano, que al parecer, según contaba la gente  se colocaron de dos en dos en la escalera de la casa del chico, lo cosieron a balazos  (hablaban de 30 impactos de bala) cuando abrió la puerta. Aún así tardó dos días en morir.  La gente se mostraba indignada por la extralimitación de fuerzas que había hecho la policía.
     También me viene a la memoria un día en el que las revueltas estudiantiles hicieron que la policía nos impidiera incluso el acceso a nuestra casa (vivíamos enfrente de la policía de La Laguna) . Mi hermano protestaba frente a los policías que no atendían a razones y encarándose con uno de ellos le dijo que le disparara si tenía valor. Fue un momento de máxima tensión, porque fácilmente el policía armado podría haberlo  hecho con toda impunidad, todavía en aquella época.  Al final nos dejaron pasar.
¿Cómo viviste el día en que murió Franco?
        Yo estaba en el Instituto, en Tenerife, tenía quince años.  Y sorprendentemente en Canarias, aquel día había escarcha en las aceras, de una pequeña granizada que hubo ese día. Como mi padre había sufrido en su familia la represión franquista, para mí, la noticia supuso una liberación y la esperanza de que mi mundo cambiara a partir de ese momento. En general la sensación de todos los chicos de mi clase es que terminaba una etapa y se abría otra con mayores esperanzas de libertad y de futuro.
        Desgraciadamente no cumplí los 18 años a tiempo para votar en las primeras elecciones  que tuvieron lugar en el año 77, pero si lo hice en las siguiente legislatura.
        Recuerdo, sin embargo, la euforia de la gente, y la simpatía que desprendían muchas amigas de mi madre por Suárez, que finalmente ganaría las elecciones.  Mi madre por el contrario,  adoraba a Felipe González, solía decir "Felipe manque pierda" emulando a la frase del Betis.  No sé si por convencimiento  o para fastidiar a mi madre, mi padre votaba  a Carrillo ,  aunque el siempre decía que era anarquista.  Lo que si se, es que la muerte de Franco en mi entorno no fue una mala noticia.

       

 

 

 

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