Tenía 16 años cuando, en los
televisores de España, un triste y serio Arias Navarro anunciaba la muerte de
Franco. Una noticia que provocaba sentimientos encontrados, que muchos ya
esperaban y que otros sollozaban.
Las palabras régimen, dictadura
o represión no las entendió hasta mucho tiempo después y, a partir de entonces, los nuevos vientos de
aire freso en España lo convirtieron en un apasionado de la política.
Con 53 años, aún puede verse en
su mirada que aquellos tiempos de cambio, de caras nuevas, de revueltas y de
ilusión marcaron su adolescencia. Era consciente de que España comenzaba el período
de Transición hacia la democracia, cuarenta años de dictadura parecían
interminables. Era hora, por fin, de renovar la vieja España del caudillo.
- El titular más corto
de la historia de España tiene tan solo tres palabras: “Franco ha muerto”.
¿Recuerda que hacía ese día?
Recuerdo
perfectamente aquel día. Íbamos de camino al instituto y la guagua paró de
pronto. Algunos ya lo intuimos porque, desde hacía varios días, se rumoreaba
con el estado de salud de Franco. El director le pidió al chófer que diera
media vuelta, el caudillo había muerto. Sinceramente, no recuerdo la sensación
que tuve en aquel momento, pero mis amigos y yo nos fuimos directos al campo de
fútbol a dar unos toques (risas). Unos minutos más tarde, llegó el guarda y nos
dijo que teníamos que irnos, le debíamos un respeto al reciente fallecido.
-Si hubiese vivido el
régimen con más edad y tiempo ¿cómo se hubiese visto afectada su ideología?
Probablemente
estaría en la cárcel. En aquel entonces, no era aún consciente de lo que
significaba el régimen franquista. Había cosas que me resultaban extrañas,
sobre todo cuando entraba la guardia, de vez en cuando, a llevarse a dos
profesoras del instituto.
-A partir de la muerte
de Franco, España comenzaba un largo camino de cambios políticos, sociales y
económicos ¿Podrías explicar alguno de los que más afectaron o modificaron tu
forma de vida?
Sinceramente,
mi vida no se vio muy alterada. Cuando Franco muere, tenía 16 años y realmente
ahí es cuando empezaba a salir de fiesta y acudir a celebraciones.
Prácticamente pasé mi adolescencia en la Transición, y ahí las cosas ya eran
muy distintas. Lo que sí viví fue un momento de explosión cultural y ya pude
ver y leer cosas que no eran afines al régimen, tales como películas que habían
sido censuradas.
-Los movimientos
sociales fueron uno de los factores que más ayudaron a la Transición a la
democracia ¿Participaste activamente en alguno de ellos?
Hay
que tener en cuenta que hablo de lo que ocurría en un pueblo. No vivía en
Madrid o en Santa Cruz donde, sin lugar a dudas, esta explosión social se vivió
de una manera más intensa. Era un chaval de instituto que de pronto se empezó a
interesar por la política, por conocer distintas ideologías, hasta entonces en
la clandestinidad. Comencé a acudir a mítines y fui a, prácticamente, todas las
charlas de los líderes políticos que acudían al pueblo.
-Una de las figuras más
representativas de este período fue, sin lugar a dudas, Adolfo Suárez, a pesar
de haber estado vinculado al régimen en alguna etapa ¿cómo recuerdas su
actuación durante la Transición?
Lo
tengo clarísimo, Adolfo Suárez fue crucial en estos momentos. Se podía estar o
no de acuerdo con su ideología pero fue el pilar de la democracia. El momento
era realmente complicado. Hay que tener en cuenta que el Rey le da todo el
poder a Suárez y le cede su confianza para que cree un Estado democrático después
de 40 años de dictadura. Eso de que
había pertenecido al régimen, nosotros no entendíamos, en esos momentos,
que significaba. Para nosotros durante la dictadura solo había una figura y ese
era Franco.
-Una de las
características de la dictadura fue la represión en contra de todo aquello que
no fuese afín régimen ¿Recuerdas en qué momento comenzaste a ver prensa de
distintas ideologías?
A
mi pueblo solo llegaba el periódico El
Día, no tenía conocimiento de otros
medios. La gente que comenzó a irse a la capital de Tenerife o a La Laguna a
estudiar si que venía con prensa que consideraba “revolucionaria”. Recuerdo que
un amigo vino un día emocionando con El
País en la mano y diciendo maravillas del periódico.
-Con la Transición, los
partidos políticos pudieron actuar con libertad y organizarse como tales sin
miedo a represalias. Uno de los momentos más importantes fue la legalización
del Partido Comunista, considerado hasta entonces como una amenaza. ¿Qué opinas
de Santiago Carrillo y su papel en la Transición?
Algunos
pueden considerar su participación algo superficial, pero a mí me pareció
realmente importante. Aquel día estábamos todos en el bar de mi primo y Adolfo
Suárez, en un comunicado por televisión anunciaba que se legalizaba el Partido
Comunista, a pesar de que él no estaba de acuerdo. Todos enmudecieron. Por
aquel entonces existía el miedo que, durante la dictadura, habían inyectado en
la sociedad sobre la ideología comunista. Si no recuerdo mal, Carrillo entró en
el país con peluca (risas). Fue un gran personaje en la historia política de
España.
-Momento clave de la
Transición: 6 de diciembre de 1978, el 90% de los españoles aprobaba la
Constitución española, el documento que confirmaba la tan ansiada democracia
¿Cómo viviste ese día?
Tenía
19 años, pero no pude votar. En aquel entonces la mayoría para votar se
estableció en los 21 años, si no recuerdo mal. Pero las viví de forma muy
activa. En el cine de mi padre habían colocado una de las mesas electorales,
así que yo colaboré y buscaba en la lista a las personas que venían a ejercer
su derecho. No me pagaron ni un duro.
-A pesar de la alta
participación y aceptación de la población española a vivir en un
régimen democrático, una minoría seguía resistiéndose al fin del franquismo. El
23 de febrero de 1981, Tejero entraba armado al Congreso de los Diputados. Las
cámaras de televisión lo captaron todo ¿Cómo te enteraste de lo que estaba
ocurriendo y qué sentiste?
Estaba
viendo el debate de investidura en directo cuando Tejero entró con la pistola
en mano. Mis ojos se quedaron clavados en aquel señor de bigote grueso. ¿Qué
estaba pasando? me pregunté. Fueron
momentos muy difíciles y de mucho miedo. Me había gozado un largo camino de
cambios políticos, me había empapado de diversas tendencias y había escuchado a
muchos políticos, no quería que se acabase todo.
-El rey Don Juan Carlos es considerado la persona más importante de la Transición y los momentos más difíciles que atravesó el país. ¿Qué opinión te merece el monarca?
Antes
del 23F, dudaba de su papel en España. Sabía que en la Constitución su función
era representativa y que quedaba absolutamente sin ningún poder. Es difícil que
alguien que vivió aquel día de lleno, no quiera, aunque solo sea un poco, a Don
Juan Carlos.
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