domingo, 5 de mayo de 2013

Entrevista Transición


Tenía 16 años cuando, en los televisores de España, un triste y serio Arias Navarro anunciaba la muerte de Franco. Una noticia que provocaba sentimientos encontrados, que muchos ya esperaban y que otros sollozaban.
Las palabras régimen, dictadura o represión no las entendió hasta mucho tiempo después y,  a partir de entonces, los nuevos vientos de aire freso en España lo convirtieron en un apasionado de la política.
Con 53 años, aún puede verse en su mirada que aquellos tiempos de cambio, de caras nuevas, de revueltas y de ilusión marcaron su adolescencia. Era consciente de que España comenzaba el período de Transición hacia la democracia, cuarenta años de dictadura parecían interminables. Era hora, por fin, de renovar la vieja España del caudillo.

- El titular más corto de la historia de España tiene tan solo tres palabras: “Franco ha muerto”. ¿Recuerda que hacía ese día?
Recuerdo perfectamente aquel día. Íbamos de camino al instituto y la guagua paró de pronto. Algunos ya lo intuimos porque, desde hacía varios días, se rumoreaba con el estado de salud de Franco. El director le pidió al chófer que diera media vuelta, el caudillo había muerto. Sinceramente, no recuerdo la sensación que tuve en aquel momento, pero mis amigos y yo nos fuimos directos al campo de fútbol a dar unos toques (risas). Unos minutos más tarde, llegó el guarda y nos dijo que teníamos que irnos, le debíamos un respeto al reciente fallecido.

-Si hubiese vivido el régimen con más edad y tiempo ¿cómo se hubiese visto afectada su ideología?
Probablemente estaría en la cárcel. En aquel entonces, no era aún consciente de lo que significaba el régimen franquista. Había cosas que me resultaban extrañas, sobre todo cuando entraba la guardia, de vez en cuando, a llevarse a dos profesoras del instituto.

-A partir de la muerte de Franco, España comenzaba un largo camino de cambios políticos, sociales y económicos ¿Podrías explicar alguno de los que más afectaron o modificaron tu forma de vida?
Sinceramente, mi vida no se vio muy alterada. Cuando Franco muere, tenía 16 años y realmente ahí es cuando empezaba a salir de fiesta y acudir a celebraciones. Prácticamente pasé mi adolescencia en la Transición, y ahí las cosas ya eran muy distintas. Lo que sí viví fue un momento de explosión cultural y ya pude ver y leer cosas que no eran afines al régimen, tales como películas que habían sido censuradas.

-Los movimientos sociales fueron uno de los factores que más ayudaron a la Transición a la democracia ¿Participaste activamente en alguno de ellos?
Hay que tener en cuenta que hablo de lo que ocurría en un pueblo. No vivía en Madrid o en Santa Cruz donde, sin lugar a dudas, esta explosión social se vivió de una manera más intensa. Era un chaval de instituto que de pronto se empezó a interesar por la política, por conocer distintas ideologías, hasta entonces en la clandestinidad. Comencé a acudir a mítines y fui a, prácticamente, todas las charlas de los líderes políticos que acudían al pueblo.

-Una de las figuras más representativas de este período fue, sin lugar a dudas, Adolfo Suárez, a pesar de haber estado vinculado al régimen en alguna etapa ¿cómo recuerdas su actuación durante la Transición?
Lo tengo clarísimo, Adolfo Suárez fue crucial en estos momentos. Se podía estar o no de acuerdo con su ideología pero fue el pilar de la democracia. El momento era realmente complicado. Hay que tener en cuenta que el Rey le da todo el poder a Suárez y le cede su confianza para que cree un Estado democrático después de 40 años de dictadura. Eso de que  había pertenecido al régimen, nosotros no entendíamos, en esos momentos, que significaba. Para nosotros durante la dictadura solo había una figura y ese era Franco.

-Una de las características de la dictadura fue la represión en contra de todo aquello que no fuese afín régimen ¿Recuerdas en qué momento comenzaste a ver prensa de distintas ideologías?
A mi pueblo solo llegaba el periódico El Día,  no tenía conocimiento de otros medios. La gente que comenzó a irse a la capital de Tenerife o a La Laguna a estudiar si que venía con prensa que consideraba “revolucionaria”. Recuerdo que un amigo vino un día emocionando con El País en la mano y diciendo maravillas del periódico.

-Con la Transición, los partidos políticos pudieron actuar con libertad y organizarse como tales sin miedo a represalias. Uno de los momentos más importantes fue la legalización del Partido Comunista, considerado hasta entonces como una amenaza. ¿Qué opinas de Santiago Carrillo y su papel en la Transición?
Algunos pueden considerar su participación algo superficial, pero a mí me pareció realmente importante. Aquel día estábamos todos en el bar de mi primo y Adolfo Suárez, en un comunicado por televisión anunciaba que se legalizaba el Partido Comunista, a pesar de que él no estaba de acuerdo. Todos enmudecieron. Por aquel entonces existía el miedo que, durante la dictadura, habían inyectado en la sociedad sobre la ideología comunista. Si no recuerdo mal, Carrillo entró en el país con peluca (risas). Fue un gran personaje en la historia política de España.

-Momento clave de la Transición: 6 de diciembre de 1978, el 90% de los españoles aprobaba la Constitución española, el documento que confirmaba la tan ansiada democracia ¿Cómo viviste ese día?
Tenía 19 años, pero no pude votar. En aquel entonces la mayoría para votar se estableció en los 21 años, si no recuerdo mal. Pero las viví de forma muy activa. En el cine de mi padre habían colocado una de las mesas electorales, así que yo colaboré y buscaba en la lista a las personas que venían a ejercer su derecho. No me pagaron ni un duro.

-A pesar de la alta participación  y aceptación de la población española a vivir en un régimen democrático, una minoría seguía resistiéndose al fin del franquismo. El 23 de febrero de 1981, Tejero entraba armado al Congreso de los Diputados. Las cámaras de televisión lo captaron todo ¿Cómo te enteraste de lo que estaba ocurriendo y qué sentiste?
Estaba viendo el debate de investidura en directo cuando Tejero entró con la pistola en mano. Mis ojos se quedaron clavados en aquel señor de bigote grueso. ¿Qué estaba pasando? me pregunté.  Fueron momentos muy difíciles y de mucho miedo. Me había gozado un largo camino de cambios políticos, me había empapado de diversas tendencias y había escuchado a muchos políticos, no quería que se acabase todo.



-El rey Don Juan Carlos es considerado la persona más importante de la Transición y los momentos más difíciles que atravesó el país. ¿Qué opinión te merece el monarca?
Antes del 23F, dudaba de su papel en España. Sabía que en la Constitución su función era representativa y que quedaba absolutamente sin ningún poder. Es difícil que alguien que vivió aquel día de lleno, no quiera, aunque solo sea un poco, a Don Juan Carlos.



        


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